A Coruña es la ciudad en la que nací y en la que he vivido siempre. Incluso cuando estudiaba Filoloxía Galega en Santiago de Compostela, ciudad a la que me gusta volver (en mis vacaciones del pasado junio viví cinco días allí), siempre dormía en Coruña (también llamada La Coruña).
Me encanta (es un vicio confesable) ir por todas las calles posibles y perderme por ellas, fijarme en sus nombres. Me gustan sus zonas rurales (del desaparecido Ayuntamiento de Oza, anexionado hace más de un siglo y que aportó población y terreno al municipio de Crunia -primer nombre de la población-).
Es muy recomendable su Paseo Marítimo. Puedes empezar desde el Puerto e ir por toda la linea de costa y por sus playas (pequeñas y grandes), ir viendo sus Museos Científicos (sobre todo el Aquarium), sus monumentos (la Torre de Hércules, inmortal, que siempre esta ahí). Es tan largo que te puedes pasar horas y horas andando. Puedes pasar cerca del templo del deportivismo (el Estadio de Riazor). Puedes acercarte a sus dos grandes Parques (Bens y San Pedro de Visma) y llegar hasta la playa del límite de la frontera con Arteixo (municipio rural conocido por tener la sede de Inditex).
Cuando acabas, te viene bien el café o la caña del final del recorrido. Recomendable para esos momentos en los que tienes que pensar.
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