Un blog tiene un ritmo completamente distinto al de las redes sociales, frenéticas y envolventes. Las redes sociales tienen el peligro de la desmesura: la persona no se censura y se suele expresar tal y como es (de ahí las reacciones de las respuestas). Se suele publicar en función de la demanda y de la consecución de "likes". Hay la enorme tentación de ser pesado/a e inundar el muro de noticias de los gustos y opiniones particulares de los propietarios de los perfiles, incluso hasta el punto de informar dónde y con quién estás cenando o tomando algo por la noche en el tiempo de ocio.
En el blog se tiene que ser constante (más o menos) y escribir, sea cual sea la audiencia, no estar obsesionado-a por el número de visitas. Hay que procurar ser breve y variado en las entradas. Es curioso que una persona tiene una vida con variedad de experiencias pero después comete el fallo de centrarse en internet en una sola faceta de su vida: al principio puede interesar pero después se puede caer en el hastío. También se tendría que combinar la escritura con la imagen o con la inserción de vídeos o enlaces interesantes. Mañana más y mejor. Sed felices y no os olvidéis de sonreír.
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