A última hora de la tarde del jueves pasado, como yo estaba de paso por la zona del Parque Europa y entré en el Fórum Metropolitano, me enteré del ciclo del cine que proyectan en el vestíbulo principal. Pensé que podía ser una buena opción de tiempo libre (además nunca había asistido a esta actividad, a pesar de que yo tenía conocimiento de ella en el pasado).
Ésta era una opción arriesgada, sin a penas saber nada de la peli. Se cumplió esta intuición. Es cine de autor, diferente y arriesgado. Es una película muy lenta que se basa en la recuperación de una de las primeras filmaciones domésticas cuando surgió la oportunidad de conservar en fotogramas momentos del pasado. Es un homenaje a los distintos momentos del cine, porque recrea todas las posibilidades de filmar que ha habido en la historia del cine, pero también tiene su interpretación de cine fantástico. Es una película que va al detalle, que se recrea en la observación silenciosa, y a la que no estamos acostumbrados porque tenemos metido dentro de nosotros la necesidad de acción, movimiento, palabra, hechos... Puede darnos la impresión de que es repetitiva y caótica (esta última palabra la citó una participante en el coloquio posterior).
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