Escribo para internet ahora en estos momentos. Elementos como las páginas web o los blogs son ya clásicos. Elementos más innovadores son las mensajerías instantáneas a través de móvil y las redes sociales. Las webs y los blogs resisten. El correo electrónico, también (de hecho desplazó a la carta, que se queda para las comunicaciones de las empresas, sobre todo facturas, aunque en Navidad aún resiste el envío de felicitaciones de papel).
La mensajería evolucionó desde los rudimentarios SMS de pago hasta los Whatsapp gratuítos y que permiten largas conversaciones. En mi opinión, lo que podría ser muy económico para avisos concretos, con una buena utilidad, está sustituyendo a la comunicación sensorial y afectiva, haciéndose presente en ámbitos fuertemente afectivos y privados como el ocio hostelero, por ejemplo.
Las redes sociales están teniendo un cambio actualmente, al orientarse hacia un intercambio de informaciones públicas de interés de personas y grupos, dejando a un lado lo personal e íntimo, y en ella están todas las franjas de edad y clases sociales, de aí su permanencia. Hay unas más públicas (Facebook y Twitter) y otras menos concurridas (Google +). Algunas muy famosas como Tuenti, al estar orientadas a un público determinado, están casi desaparecidas al aparecer otras herramientas más efectivas.
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